Aspectos geográficos de Mesopotamia
Mesopotamia es una zona localizada al suroccidente del continente asiático. Limita al norte con los Montes Taurus; al oriente, con los Montes Zagros; al sur, con el Golfo Pérsico y al occidente, con el Desierto de Arabia y el Mar Mediterraneo. Mesopotamia, palabra que significa en griego "tierra entre ríos", abarca 140.000 km2 de superficie, encerrados entre los cursos del Tigris y del Éufrates.
En la antigüedad, Mesopotamia se caracterizó por ser una región fértil, donde prosperaron las actividades agricolas, ganaderas, orfebres y comerciales. Por esta razón la región fue conocida como la media luna fértil. Allí tuvo lugar el desarrollo de múltiples culturas a lo largo de la historia: Los sumerios, los acadios, los babilonos y los asirios.
En la actualidad la región de la Mesopotamia corresponde a los territorios ocupados por Irak, Siria e Irán.
La media luna fértil
Por sus características físicas, Mesopotamia se dividía en
tres grandes zonas:
La
zona alta, conocida
antiguamente como Asiria, se ubicaba al norte
de Mesopotamia. Se caracterizó por ser una zona montañosa y seca, con escasa
vegetación y suelos semiáridos apta solo para la cría de ganado menor, como las
cabras.
La zona media, denominada Akkad o Babilonia, se
encontraba situada en el centro de Mesopotamia y se localizaba en el punto más
estrecho entre los ríos Tigris y Éufrates. Se caracterizó por sus grandes
llanuras fértiles, con suelos aptos para la agricultura y una vegetación compuesta por
arbustos bajos y palmeras.
La zona baja, llamada Súmer, comprendía el área ubicada al sur de Mesopotamia y se extendía hasta la desembocadura de los ríos en el Golfo Pérsico. Se destacó por tener un clima desértico, con suelos llanos, fértiles y pantanosos, que hicieron de esta zona un área apta para la agricultura.
El clima
Por causa del relieve de la región mesopotámica
existen dos tipos de climas: el semiárido y el desértico. El clima semiárido presenta
una temperatura entre los 10 y los 15 °C, predomina en la zona norte, en
cercanías de los Montes Tauro y la Península de Anatolia, y se caracteriza por
una gran cantidad de lluvias y precipitaciones. Por su parte, el clima
desértico es propio de las zonas centro y sur, presenta temperaturas entre los
20 y los 25 °C y, a diferencia del clima semiárido, se caracteriza por las
pocas lluvias.
La importancia de los ríos en Mesopotamia
Los ríos Éufrates y Tigris nacen uno muy cerca del
otro en las montañas de Anatolia, y en su recorrido, toman diferentes
direcciones atravesando la Mesopotamia de norte a sur. Después de un largo
trayecto, ambos ríos se reúnen nuevamente al sur en una zona pantanosa,
conocida como Chatt-el-Arab, para luego desembocar en el Golfo Pérsico. En
época de verano, cuando la nieve de los picos se derrite, el nivel de los ríos
aumenta ocasionando desbordamientos e inundaciones. Lo mismo ocurre entre los
meses de marzo y mayo en épocas de lluvias, cuando los ríos inundan toda la llanura,
dejando una capa de limo que fertiliza las tierra.
Para aprovechar las crecientes de los ríos, las
culturas mesopotámicas construyeron diques y canales de riego con el fin de
contener y encausar las aguas. Incluso, crearon grandes represas que servían
para almacenar el agua en épocas de sequía.
Mesopotamia: cuna de la
civilización
Para el año 8000 a.C., muchos pueblos se instalaron en
Mesopotamia donde la riqueza de los suelos permitió que empezaran a cultivar
cereales como el trigo y la cebada. Hacia
el año 6000 a.C., los pobladores de la zona iniciaron la construcción de
canales para trasportar el agua de los ríos hacia los cultivos. Además,
domesticaron animales como las cabras y las ovejas, para obtener productos
cárnicos, lana y leche. De esta forma, dejaron de vivir de la caza y de la
recolección de frutos silvestres y empezaron a vivir de la agricultura y el
pastoreo de animales.